A las cinco de la mañana se veía clarita la cruz del sur desde La Planta, en el campo de Choroní, lo cual indica la cercanía de las lluvias y de San Juan. A las seis agarré camino hacia La Ceciba. Tardé una hora en llegar, suavecito como iba. Me encontré con Daniel tal como habíamos acordado. Nos adentramos aún más en la montaña rumbo a Sinamaica. En el canino Daniel me contó de su infancia en aquella montaña, de lo mucho que su padre disfruta la agricultura. Caminábamos por antiguos cafetales que hoy día son barbechos. Allí la gente de la Ceciba hace sus conucos, a pesar de los asedios de Inparques.
Por lo que cuentan, parece que el poblamiento de estos territorios vino por la vía de Puerto Maya, en diferentes oleadas. Aquí se juntaron migrantes campesinos europeos, seguramente canarios de comienzos del siglo 20, con la agente afrodescendiente de la costa.
Quién sabe cuántos y qué tipos de uniones y desprecios ocurrieron entre esos musiues y las familias originarias de estas tierras. Lo cierto es que Daniel proviene de esa suerte.
Casi llegando a Sinamaica nos alcanzó Richard. Venía descalzo desde Choroní. Juntos alcanzamos la cima de la montaña y empezamos a descender hacia Chuao.
Ahí mismito llegamos a Sinamaica y a la casa de Richard. Tomamos agua y nos fuimos a su conuco.
El conuco lo hacen donde tradicionalmente han sembrado, desde mucho antes de la creación del Parque Nacional. Hasta la década de los setenta, Sinamaica era una población campesina estable. Hoy día solo quedan tres casas, en parte por las políticas de destierro de Inparques, y en parte por las tentaciones urbanas de la modernidad y el progreso.
Hay un traspaso generacional, familiar y comunitario medio ilegal de los barbechos. Richard siembra en uno de ellos. Su conuco me recordó el conuco Pemón y el Huotoja, más por su forma y extensión que por sus rubros. Siembra apio, chayota, ocumo, mapuey, varias especies de cambures, piña, lechoza, guama y maíz.
¿Dónde si no en lugares como estos vamos a encontrar las claves para la vida pospetrolera que se nos viene?
Pasado y futuro se cruzan en Sinamaica, en un presente lleno de tensiones económicas y éticas, estructurantes y civilizatorias que la gente encara con una mística conuquera silenciosa.
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