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Universidad Nacional Experimental de las Artes
Venezuela


Nuestro objetivo es estimular y potenciar, desde el diálogo y la colaboración, las nuevas subjetividades descoloniales del poder popular comunitario venezolano. Apoyamos la construcción de escuelas como ejes de la recuperación de tierras y territorios comunales, que intentan trascender el latifundio, la colonialidad y el patriarcado.

sábado, 27 de septiembre de 2025

Manifiesto: Camilo aprende



Desde antes de nacer, Camilo aprende todos los días de su vida. Cada milisegundo de su cotidianidad aprende a conocer, aprende a aprender.

A la educación constituida como institución del Estado Nacional y de las corporaciones transnacionales no le importa mucho esa condición siempre-aprendiente de Camilo.

Condición que es senti-pensante-actuante.

La escolaridad instituida quiere convertirlo en un hombre de bien, lo cual se traduce en un sujeto obediente a los mandatos de la modernidad, el racismo, la cristiandad (de Nicea a Lutero), el patriarcado, el capitalismo y el imperialismo. Obediente a los mandatos de la productividad. A los mandatos de la zona del Ser/no-ser.

De la escuela instituida, Camilo prefiere los espacios y los tiempos de encuentro con sus pares, su prójimo, con sus desafíos, alcances, frustraciones y alegrías. Porque en esos encuentros Camilo aprende. Porque en el nosotros, en el reconocimiento del yo como prójimo, es que el homo sapiens sapiens aprende lo importante de la vida. No lo importante para los mercados, ni para el poder como dominación, pero sí lo importante para la vida plena de las comunidades de vivientes.

Y como a la escuela o al Estado Nación o a las corporaciones no les interesa la vida plena sino la tasa de ganancia, el estado de bienestar, el progreso y el desarrollo, a Camilo casi no le dan tiempo para aprender a entreayudarse con su prójimo, sino que le exigen horas de cálculo y lectura-escritura repetitiva, mecánica, sin conocimiento de causa ni de finalidad. Parece que sólo quieren que aprenda a obedecer.

Le enseñan que estudiar es copiar y pegar contenidos escogidos por algún genio de la burocracia educativa. No lo tratan como a un humano digno, sino como a una cosa fetichizada y sin espíritu, a la que se le puede moldear según las necesidades de la clase dominante, y con el lenguaje de la política de la dominación.

Sin embargo, y como una plántula de pira que crece en las pequeñas ranuras del concreto urbano, Camilo aprende. Incluso aprende de aquello que las agendas de la pedagogía bancaria le imponen.

Pero la escuela puede y debe ser otra cosa más que un espacio de adoctrinamiento y vigilancia biopolítica.

Etimológicamente, “escuela” significa “tiempo libre”: que para nosotros se traduce en temporalidad liberada de las exigencias del rendimiento, de la productividad capitalista, pero también liberada de los mandatos civilizatorios de la modernidad: su imposición de género, raza, clase y creencia.

En Abya Yala o Nuestramérica hay una tradición de pedagogías liberadoras, populares, originarias, ancestrales. Y esto Camilo también lo sabe, porque se mueve en los espacios de varios pueblos y varias naciones, y porque senti-piensa y actúa con una racionalidad que le llega por las relaciones afectivas-racionales con su prójimo, en La Mucuy, en Caracas, en Cuyagua o en Amazonas.

Ahí Camilo aprende técnicas, filosofías, cosmovivencias, éticas, eco-políticas, poiéticas, estrategias de vivir y de construir realidades que él va sistematizando en videos, artefactos, palabras, textos y números.

Por eso la escuela de Camilo está en todos esos lugares y es fundamentalmente convivencial y experiencial.

Es una escuela abierta y en tránsito. 

Todo lo integrable se integra; lo que hace daño se analiza y se limita o se aparta.

Y es una escuela con su papá y con su familia extendida (cada vez más amplia) en una temporalidad y unos espacios pluriversales.

Es una escuela simple, porque es la transformación de los hechos cotidianos en experiencias pedagógicas concientes. El currículo surge de las propias realidades cotidianas. La estructura pedagógica es el día a día, con sus noches para el descanso, el abrazo y la canción de cuna.